Crónica de una dimisión anunciada



Aunque el mundo aparezca sorprendido ante el anuncio de Su Santidad de dejar su cargo el próximo 28 de febrero, en verdad, no es nada que no tuviera sus prólogos, al menos para quienes observan y saben ver la realidad. La postura de Benedicto XVI en este punto ya había estado señalada en su libro “Luz del Mundo. El Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos” de noviembre de 2010, cuando indicaba que "si un Papa se da cuenta con claridad de que ya no es física, psicológica o espiritualmente capaz de ejercer el cargo que se le ha confiado, entonces tiene el derecho y, en algunas circunstancias, también el deber de dimitir". Nadie lo discutió entonces…
El tema de su frágil salud (presente ya en el mismo momento de su designación, ocho años atrás) era cada vez más que visible. Quienes seguimos “El Ángelus” por TV cada domingo podemos dar cuenta de cómo se venían apagando poco a poco sus energías, víctima de distintos problemas que ya son de público conocimiento y no vale la pena desglosar acá.
Por otra parte, su papado ha llegado a un punto límite en el que era necesario pegar un golpe de comando a la conducción de la Iglesia, tras su intempestuosa trayectoria al timón del Vaticano, un poco por los desaguisados que conmovieron a la Institución en los últimos tiempos y otro poco por la ortodoxia extrema de este duro alemán, ultraconservador y que supo suscitar entredichos graves con diferentes religiones en los primeros tiempos de su pontificado que hasta merecieron pedidos de disculpa.
Sin embargo, para mí es destacable el hecho de dar un paso al costado (que hayan pasado seis siglos sin que eso ocurriera no significa que no estuviera contemplado y pudiera pasar), algo que ha suscitado múltiples críticas a su actitud por quienes sostienen que el papado es vitalicio y debería haber esperado a su muerte sentado en el sillón de Pedro, como lo hizo su antecesor Juan Pablo II. En mi humilde opinión, concuerdo firmemente con lo que Ratzinger señala en su libro y para mí no es un acto de cobardía sino todo lo contrario dejar que alguien más capacitado física, intelectual o espiritualmente siga guiando como pastor a los millones de feligreses de todo el mundo de la grey católica. En esto, fue casi revolucionario.
Es de esperar que el sucesor de Benedicto XVI provenga de un ala más progresista, menos rígida y ortodoxa (al estilo del Cardenal Bergoglio, aunque no tenga él efectivas chances de ser quien lo suceda), que sepa interpretar las necesidades actuales del mundo y de su gente, no solo del culto católico sino a nivel integral, de manera de llegar más cerca de las comunidades, de comulgar en sus vicisitudes y de entender cuáles pueden ser las salidas a diferentes temáticas polémicas, sin por ello tener que traspasar los límites de la libertad y del decoro de toda religión. Además de mejorar la credibilidad de la Institución, tan deteriorada en la última década. Simplemente actualizando el Concilio Vaticano II (vetusto a esta altura) para acomodar un poco más la vida de la Iglesia como Institución y la de los católicos como feligreses a normas menos estrictas y más acogedoras. Algo con lo que Ratzinger iba a contramano…
Por cierto no será un tema menor, y generará seguramente encendidos debates internos en el seno del Vaticano cambiar la inflexibilidad de un verdadero elefante (político, económico, religioso y de poder) como es la Santa Sede; pero el siglo XXI parece ameritar cambios en las cúpulas, y los liderazgos del mundo de hoy no aparecen como capacitados para verlos y poder llevarlos a cabo. La cosmovisión actual refleja este desacomodo entre los encumbrados y los ciudadanos de las naciones del planeta, que –casi en ningún lugar del orbe- parecen encaminarse sin escollos entre ellos. ¿Vos qué opinás…?

5 comentarios:

Botija dijo...

No puedo hacer ningún comentario, para mi siempre el VATICANO fué solamente un lugar turístico, si bien los hombres que lo manejan han direccionado la historia del mundo, me parece que en la actualidad ya no tienen importancia. Son solo noticias de un Imperio ya desaparecido. Pido disculpas si ofendo a alguien pero es lo que opino.

Luis Eduardo Campos dijo...

Voy a dejar mi mas honesta y directa opinion sobre esto y es que, mi vida; desde que naci, no se si indirectamente habra estado regida en algun modo por este mundillo que es el Vaticano pero en lo que desde mi directamente dependa....no me va ni me viene ni forma lugar entre mis intereses personales. Pienso que sin embargo, si, rige los destinos de muchas entidades mundiales y mucha gente tal vez, suponga algo distinto. Yo no lo se exactamente pero pienso que debe ser asi, si no, mucho tiempo no hubiera durado alli!....son personas, hombres de carne y hueso, tan malos o buenos como todos. Ningun santo existe entre los mortales...puede ser si, un abnegado,es tal como lo perfecto,... no existe pero si existe lo perfectible....Pienso yo!

Pedro Jáuregui dijo...

El Vaticano ha sido y será el centro económico y político del mundo además del epicentro de la religión católica. No me gusta hacer pronósticos en cuestiones religiosas, pero el Vaticano será flexible en lo que le convenga, pero estoy seguro que el ala progresista intentará hacer algunos cambios que no le van a gustar muchos, pero ello no implica que con el paso de los tiempos se aprueben para bien o mal. Eso solo lo dirá el tiempo, mientras tanto vivamos sin molestar a nadie y ayudando, cuando se pueda, al que se pueda, si eso nos hace sentir mejor.

Ana Maria dijo...

Quiero dejar en claro que por lo que yo sé desde que el emperador Constantino tomó el poder de la Iglesia de Cristo(porque sinó se que daba sin romanos)la Iglesia dejo de ser la transmisora de la palabra de Cristo para convertirse en el poder socioeconómico y político del mundo.Fuera de ésto si los reyes abdican no veo por qué no lo puede hacer un papa sea por el motivo que sea.Los humanos y en especial los católicos usamos a DIOS como mejor nos conviene.Si cumplieramos los 10 mandamientos como ese Dios ordenó no haría falta ninguna institución que nos dirija,maneje o controle.
Como siempre Ale seguí pensando que me hace muy bien.

Mastu Decley dijo...

La actividad de la Iglesia, que no solo es su jerarquía es un misterio que el mismo Jesús se encargó de ejemplificar con la parábola del trigo y la cizaña, invito al que quiera a conocerla o repasarla, si le interesa la va a poder encontrar.
Siempre va a haber donde no debiera, la mala hierba mezclada con el trigo limpio y muchas veces lo va a tapar. Quien sepa ver esto aparte de análisis solamente socio-político-económicos, no se va a explicar porque de la misma Iglesia surge, a la par de personas verdaderamente monstruosas, por dar solo un ejemplo, la figura y la obra de un San Francisco de Asis...