Hay que besarse más!



Desde 1968 y hasta 2000, en diferentes etapas, el conductor televisivo argentino Roberto Galán llevó adelante un recordado programa de tinte popular llamado “Si lo sabe, cante”. En él, el conductor y sus secretarias –junto al público que concurría al estudio- cantaban durante el programa una canción cuyo estribillo rezaba el título de este post. En ese momento, todo el mundo aprovechaba para darse un beso con quien tenía cerca, en una suerte de fraternidad, similar (salvando las distancias, por supuesto) a la que en las misas católicas se realizan en el momento de desearse “la Paz”.
Vino a mi memoria el recuerdo de aquel conductor y sus inefables programas llenos de personajes de verdad (no eran actores los que concurrían pero eran verdaderos personajes igual) más que todo por esa canción tan mediática y cantada en los entornos populares de entonces que se contrapone al clima tenso y confrontativo de estos días, en los que –desde todos los ámbitos, aunque fundamentalmente desde los de poder, el espectáculo y los que pueden formar opinión a través de los medios de comunicación- se escuchan decir verdaderas barbaridades entre las personas sin importar que el tema esté teniendo estado público. De todos modos, en Internet (y hasta en la calle muchas veces también) incluso la gente común ha perdido los parámetros de la buena educación y costumbres, al igual que lo que le llega de ejemplo desde los estratos más expuestos y encumbrados de la sociedad.
Desde el Gobierno Nacional, la Presidente, sus ministros y colaboradores mantienen permanentemente un discurso que no mide alcances –hasta insultos se pueden escuchar- y que mantienen en vilo a cualquier persona o institución que no esté de acuerdo con la ideología oficial. Obviamente, esto genera respuestas que tampoco guardan cordura, porque si no la tienen quienes ostentan el poder (después de todo, empleados de turno) por qué deberían tenerla quienes se ven ofendidos… Tampoco es menor el tono de agresividad en el resto de funcionarios y políticos (oficialistas u opositores) nacionales, provinciales o comunales, salvo casos aislados que intentan bajar el tono de los diálogos, sea por convicción o por interés.
En los ámbitos del espectáculo, los programas de televisión muestran un grado de bajeza en el lenguaje y en las relaciones que otrora jamás se hubiera permitido en el set de un canal. Tampoco escapan las radios a esto, donde “artistas” y periodistas del espectáculo pueden trenzarse en discusiones que nada tienen que ver con los buenos modales o el decoro.
No se comportan muy diferente los medios de comunicación escritos, que venden pan y circo e informan cada vez menos, haciendo lo que sus intereses parecen indicarle y olvidando los códigos periodísticos y muchas veces los del lenguaje también.
Hasta las instituciones (más bien sus representantes) han perdido en muchos casos la compostura y llegan a calificar de modo peyorativo a otras instituciones, organismos o personas, lo que conforma en su totalidad un verdadero carnaval de la disputa, el menosprecio, la confrontación, el ninguneo, la descalificación, el descrédito, la acusación, el desprecio, la vituperación, el escándalo, la humillación y hasta la intimidación, el apriete, la diatriba y la amenaza en muchos casos, lisa y llanamente.
En una verdadera debacle de las relaciones (en plena época de las multi-comunicaciones), hasta los foros y las redes sociales colaboran en muchas ocasiones en transmitir la trifulca como forma de expresión en lugar de auto-regularse dentro de las normas de convivencia que alguna vez supimos conseguir y parece hemos olvidado (casi todos los foros y web sites en general han incorporado moderadores para bajar el tono de las discusiones y mantener la educación en el trato entre los participantes, algo que debería no ser necesario si los cibernautas no se “pasaran de la raya”).
Muchachos! Paremos la mano! Hay que besarse más! Un poco más de cordialidad, de amabilidad y respeto, de tolerancia al que piensa distinto, de solidaridad. “Bajar un cambio” en nuestras comunicaciones nos permitirá elevar el nivel de nuestro entendimiento, de discernimiento, de fraternidad, aún en el debate o el cotejo de ideas. Escuchar más y mejor, hablar sencillo y con educación llevará a mantener diálogos más ricos, obtener más ideas y transmitir más conceptos que lo que hoy estamos pudiendo hacer.
Seguramente, la violencia ya engendrada en la sociedad es en parte culpable de estos males, pero quizás podamos mirarlo al revés y entender que compartiendo las ideas desde un ámbito de paz, entendimiento, tolerancia y respeto hacia el otro, esa misma violencia nunca se generaría. ¿Vos qué opinás…?