Y si: hay que ir dando vuelta el Planisferio…



La designación como Sumo Pontífice del Cardenal Jorge Bergoglio nos tomó a todos los argentinos por sorpresa, incluido él mismo que sabía que la edad le jugaba en contra esta vez, como lo expresé en nota anterior. La emoción invadió a toda la grey católica de nuestro país (y hasta algunos de otras religiones, ateos o agnósticos también). Acá se sabe bien qué clase de persona es quien hoy va a dirigir a la cristiandad y parece mentira que alguien de su moral, humildad, defensa de la justicia y calidad política e intelectual llegue a semejante puesto, cuando sabido es (y muchos comentarios en este mismo blog dieron cuenta de ello) que esa cúspide no era –hasta ahora- para que la ocupe un sacerdote de su perfil…
En aquella mencionada nota, hacía votos para que este mundo tan devastado por el Hombre tenga en el sucesor de Benedicto XVI a alguien de las características y los quilates de Bergoglio, suponiendo que él ya no tenía chance en esta oportunidad.
Al Papa Francisco, cuyo nombre denota el derrotero que intentará marcar a la Iglesia (“raramente” ningún Pontífice anterior hizo referencia a la pobreza franciscana), le viene por delante la tremenda tarea de llevar a la Institución por una senda diferente: corregir las miserias que tres cardenales condensaron en un dantesco informe de 300 páginas que le presentaron a Benedicto XVI sobre las peores prácticas que suceden en el seno de la Institución. A eso podemos sumar los 200 años de atraso de la Iglesia que el ex Arzobispo de Milán, el también jesuita Carlo Martini S.J., denunciaba antes de morir y que también formó parte de un post en este blog, lo que llevó en las últimas décadas a perder millones de fieles en el mundo por la rigidez de sus normas y la impronta culposa del pecado original marcando a cada cristiano, a esta altura de la Historia del mundo...
Pero lo más destacable de la elección de Bergoglio como nuevo guía de la Iglesia Católica es que en dos milenios es el primer Pontífice no europeo. En mi anterior nota, remarcaba cómo los polos de poder del mundo estaban cambiando y –a modo gráfico- señalaba que iba siendo hora de dar vuelta el Planisferio poniendo el sur en la parte alta y el norte en la baja, echando por tierra una convención que lleva muchos siglos y que, no sin querer, mantenía en el mapa a los países poderosos por encima de los subdesarrollados de entonces. La elección de un latinoamericano para conducir los destinos del cristianismo actual denota la pérdida de peso de poder relativo de Europa y los centros históricos de poder del planeta (marcada por la profunda crisis económica, financiera, laboral y hasta de honestidad de algunos cuadros políticos) y la búsqueda de un verdadero gestor que, sin importar que venga “desde el fin del mundo”, sea capaz de poner la casa en orden haciendo cirugía mayor en muchos de sus funcionarios y cuadros medios y de mostrar una transparencia y austeridad al mundo, propio de una organización que representa a Jesús, el primer socialista de la Tierra y el primero en poner en tela de juicio a quienes se decían representantes de Dios y de la Ley.
Como siempre, solo queda por ver hasta dónde podrá llegar la batuta de nuestro Papa argentino para depurar una institución desquiciada en su seno y con fieles en fuga durante décadas. Ojalá logre reunir el poder suficiente para lograr su misión y dejar una impronta a seguir por sus sucesores signada por la honestidad, la evangelización y la realización de la Palabra de Dios en todos sus órdenes, en Roma y en todas las latitudes del mundo. Que así sea. “¿Vos qué opinás…?”

Tiempo de “invertir”



El planisferio terrestre es una convención que intenta retratar en forma plana lo que en realidad es una esfera (o más precisamente un geoide), es decir, el planeta Tierra. Más allá de sus deformaciones lógicas para llegar a simbolizar lo que se quiere, esta representación cartográfica tiene cientos de años (siempre actualizándose y mejorándose) y distintas proyecciones para graficar el mundo, siendo la más conocida la de Mercator.
Sabido es la caprichosa –por decirlo de algún modo- forma en que aparecen los puntos cardinales en el planisferio, teniendo el Norte del lado de arriba (donde se sitúan los países más poderosos de la Tierra) y el Sur abajo, donde, históricamente, se ubican la mayor cantidad de países subdesarrollados, dando desde tiempos muy lejanos una noción de supremacía y dominación que dura… ¿hasta la actualidad?
Décadas atrás, los norteamericanos se ufanaban de tener los ricos más ricos del mundo, mientras los europeos se enorgullecían por tener los pobres más ricos del planeta. Ambas cosas eran ciertas y marcaban el capitalismo duro que regía en Estados Unidos y el más socialista que operaba en el Viejo Mundo.
Sin embargo, aquellas frívolas –por un lado- y destacables –por otro- realidades fueron cediendo tras la caída del Muro de Berlín, el fin del Comunismo que operaba como contrapeso de Occidente, el nacimiento de nuevos polos de poder en Oriente y la intromisión de naciones (otrora en desgracia) en el concierto del mundo más desarrollado, a partir de mejorar gestiones y no formar parte en su momento de los grandes booms financieros, inmobiliarios y de otro tipo que sí atacaron los centros de poder del mundo, donde estaba el dinero. Aquellas potencias fueron las que más sufrieron la estrepitosa caída de sus estándares de vida a partir de que se desplomara el consumo, cerrarán plantas (muchas de ellas radicadas parcialmente desde antes en China y otros países de menor valor agregado para la producción de bienes que los que tenían Europa y EE.UU.) y así, tras las burbujas y cracks económicos -fundamentalmente el de 2008- lo que durante siglos fue un mundo desarrollado comenzó a decaer hasta niveles insospechados. Los más de 26 millones de desocupados que tienen ya los países de Europa (con España, Grecia, Italia, Portugal e Irlanda a la cabeza) no solo no vislumbran un futuro prometedor, sino más bien todo lo contrario: en el informe “El impacto de la crisis Europea” del mes de febrero de Cáritas Europa se destaca que “si las políticas siguen centrándose más en lo económico que en lo social, lo peor está por venir.” Revela el documento los alarmantes niveles de pobreza que están arrasando a esos países y otros de la región. Se señala “el impacto extremadamente negativo de las políticas de austeridad en la vida de las personas vulnerables” y se resalta que muchos individuos están entrando a la pobreza extrema por primera vez.
Toda una generación de jóvenes sufre el desempleo –de acuerdo al documento- lo que ha sido reconocido por la UE como la "cuestión social más urgente de nuestros tiempos".
Tras un pormenorizado detalle de la realidad socioeconómica europea, el Secretario General de Cáritas Europa, Jorge Nuño Mayer, confía en que “este informe proporcione información sobre el empeoramiento de la situación pero también que sea una herramienta para que se puedan tomar decisiones adecuadas para afrontar la crisis". Caritas Europa denuncia que la priorización de la austeridad no funciona y que convertir deuda privada en pública "es injusto e insostenible".
Por su parte, la campaña de Barack Obama, también ha dado vueltas sobre la situación económica estadounidense. La cuestión del endeudamiento público llevó largos debates en el Parlamento y hasta llegó a considerarse la idea de emitir una moneda de platino por valor de un billón de dólares, de manera de que el endeudamiento quede cubierto por las reservas. Una emisión a la argentina, bah, pero bastante más importante en su cantidad. La cuestión de fondo aquí es que ni los más respetuosos de la Constitución –como siempre aparecieron los yanquis- dejaron de tentarse de corromperla con tal de poner “en caja” lo que ya no estaba… Un verdadero mamarracho económico que estuvo cerca de convertirse en realidad solo para paliar una crisis perpetrada como siempre por los ricos y soportada por los pobres y por la clase media en decadencia, que va dejando su lugar y acomodándose como nuevos necesitados en las grandes naciones del mundo.
Mientras tanto, polos de integración como el BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) van abriéndose camino en el medio de las naciones más gravitantes del orbe. India, Brasil y China hacer sentir su presencia en los sectores de servicios y manufacturas del PBI mundial. Y así también, el lado sur del mundo va tomando importancia a nivel global: Latinoamérica viene siendo (una vez más) una verdadera reserva y es el blanco de los negocios actuales de muchos adinerados que huyen de los grandes centros financieros del antiguo mundo para refugiarse en la frescura de los jardines de estas tierras a la espera de multiplicar dividendos, por supuesto, con mucha intención de ganar dinero y poca de mejorar la región.
Va siendo hora de replantearse la vieja versión del planisferio, de “invertir” sus puntos cardinales y adecuar realidades a lo que el siglo XXI comienza a mostrar. Es momento de –con diplomacia y buenos modales, al estilo Primer Mundo- empezar a priorizar lo nuestro (desde las reservas naturales en primer lugar hasta cualquier producción propia de la región), de honrar a las poblaciones originarias de América, sus tierras y sus riquezas y mirar el mundo con otra perspectiva, que, aunque no sea definitiva, hace rato que viene marcando su mutación. ¿Vos qué opinás…?