"200 años de atraso"
La Iglesia
Católica viene asistiendo en los últimos tiempos a embates desde afuera y desde
el mismo seno del Vaticano que la están poniendo al borde del colapso. Las
distintas posiciones conservadoras y progresistas, que hacen distintas lecturas
de la realidad del mundo en general y de la del catolicismo en particular –en especial,
la de la propia Iglesia como institución- están causando un verdadero temporal
difícil de sobrellevar por Benedicto XVI, del ala dura e ideas rígidas.
La muerte
del jesuita ex Arzobispo de Milán (la diócesis más grande del mundo y que él
dirigió por más de 20 años) Carlo Martini S.J. el pasado 31 de agosto vuelve a
provocar un revuelo en el mundo eclesiástico a partir de las declaraciones
aparecidas post-mortem –a pedido del clérigo- en Il Corriere della Sera, en las
que expresa sus encendidas críticas a la inflexible dirigencia católica,
incapaz de adaptarse a los tiempos y de acompañar el devenir de las sociedades
occidentales, en pos de no seguir perdiendo fieles, como viene sucediendo desde
el mismísimo papado de Juan Pablo II, el líder más carismático que tuvo la
Iglesia durante décadas y que aún así terminó su ministerio con menos fieles de
los que tenía el catolicismo al ser designado Papa en 1978, tras casi
veintisiete años de pontificado y 104 viajes de misión por el mundo.
Martini,
con sus 85 años y jubilado hace algunos, vivía actualmente en Jerusalén, pero
siguió marcando habitualmente su rebeldía a las prácticas actuales religiosas y
reclamaba un nuevo Concilio que adecue la práctica del catolicismo a las
realidades actuales de las sociedades de hoy, teniendo en cuenta los distintos
tipos de familia que se conforman, la necesidad del uso de preservativos para
evitar enfermedades o controlar la natalidad en países que lo requieren, la disminuida
participación de la mujer en los cuadros de la institución católica, una
apertura dialoguista entre religiones y entre creyentes y ateos que él practicó
a lo largo de su ministerio, el hacerse cargo como corresponde de los casos de
pedofilia ocurridos en colegios católicos en distintos puntos del planeta y
otros reclamos que lo ubicaron en el ala más progresista de la Iglesia a este
prelado que no tuvo la oportunidad de ser Papa porque a la muerte de Juan Pablo
II ya se le había declarado Mal de Parkinson, que padeció durante 17 años. “La
Iglesia se ha quedado atrás 200 años ¿Cómo no se conmueve? La Iglesia está
cansada. Nuestra cultura ha envejecido, nuestras iglesias son grandes, nuestras
casas religiosas están vacías y el aparato burocrático de la Iglesia levita.
Nuestros ritos y nuestros hábitos son pomposos”, aseguró en la entrevista el
difunto prelado.
Más allá del
Arzobispo Martini, los murmullos palaciegos que llegaron a la Prensa y hasta a
la Justicia sobre casos de corrupción en el Vaticano y que le costó el
enjuiciamiento al propio secretario papal por revelar documentos secretos de la
institución hacen que más voces se pronuncien (nuevamente, como antes fueron otras) en
el sentido de producir cambios en los cánones de la segunda comunidad religiosa
mundial -los musulmanes ya son 200 millones más, a causa de la deserción de
muchos católicos que se pasaron a otras “ramas” del cristianismo-: el Arzobispo
de Buenos Aires, Cardenal Jorge Bergoglio S.J., exigió bautizar a los hijos
extramatrimoniales y acusó de “hipócritas” a quienes se niegan y alejan a la
gente de la Iglesia. "Con dolor lo digo, y si parece una denuncia o una
ofensa, perdónenme, pero en nuestra región eclesiástica hay presbíteros que no
bautizan a los chicos de las madres solteras porque no fueron concebidos en la
santidad del matrimonio", destacó Bergoglio en la misa de clausura del
encuentro de Pastoral Urbana de la región pastoral de Buenos Aires en la UCA,
ante delegados de las 11 diócesis que la conforman. "Estos son los hipócritas de hoy. Los que
clericalizaron a la Iglesia. Los que apartan al pueblo de Dios de la salvación.
Y esa pobre chica que, pudiendo haber mandado a su hijo al remitente, tuvo la
valentía de traerlo al mundo, va peregrinando de parroquia en parroquia para
que se lo bauticen", se contrarió el Cardenal. "No a la hipocresía. No
al clericalismo hipócrita. No a la mundanidad espiritual. Porque esto es
demostrar que uno es más empresario que hombre o mujer de evangelio. Sí a la
cercanía", continuó Bergoglio.
Las
cartas están echadas, y parece que más temprano que tarde las autoridades del
Vaticano deberán dar cuenta de las distintas realidades en que vive el mundo
hoy y que su intransigencia actual solo lleva a espantar a los fieles a nuevas
religiones o a veces sectas que atraen a la gente con propuestas muchas veces con
buenas intenciones y otras tantas con intereses espurios y ánimos perversos. Va
siendo hora de que la dirigencia católica deje de mirarse el propio ombligo, de
velar por los intereses empresarios del patrimonio Vaticano y se abra a la
escucha de sus fieles en todo el mundo que, desde hace tiempo, viene haciendo
ver que los tiempos han cambiado, para bien o para mal. ¿Vos qué opinás…?
5 comentarios:
Ale: No soy partidario de la iglesia, nunca lo he sido ni lo sere. Basicamente pienso que si quisieran congraciarse con la gente, debido a lo que se supone que ostentan, deberian, segun su supuesto poder e influencias en los gobiernos; de todos los paises, trabajar verdaderamente para que muchas cosas que ocurren, no sucedan....en el caso de argentina, seria la pobreza y los asesinatos diaros. Pero no solo no convencen sino que tampoco convocan por esa misma razon. ha sido siempre un circulo vicioso. Un poder sin poderio. Lamentablemente....me parece!!!
Hola Alejandro:
A las generaciones de los años 80 para atrás nos criaron bajo cierto preceptos religiosos, algunos buenos y otros anticuados, que debieron ser modificados desde hace rato para adaptarlos a los nuevos vientos que soplan.
Creer que hay un Dios que lo puede todo no es malo, pero si que no se castigue a los que encubiertos bajo una sotana abusan de los niños y niñas.
La humanidad quiere creer y cree en Dios, pero a veces los comportamientos de sus apóstoles hacen que a diario varios renieguen de su fe porque no están de acuerdo con sus actos.
Llama también la atención es que varios de esos que reniegan del catolicismo pocas veces dieron una contribución pero ahora entregan el diez por ciento porque creen que con ello van asegurar su bienestar en la otra vida y lo que hacen es engordar las cuentas corrientes de sus nuevos 'salvadores'.
Cortito Ale, somos todos hijos de DIOS, menos los que trabajan en su nombre
Totalmente de acuerdo y vos sabes que hace décadas que opino así.
Gracias Ale seguí pensando,nos hace bien.
La parábola del buen samaritano que enseñó Jesús, sin contar otras tantas cosas que dijo con el mismo espíritu de fondo, bastaría por sí sola para derrumbar siglos de discriminación e intolerancia de tantos pseudo-creyentes -de la jerararquía o no- inconcebibles para un corazón verdaderamente cristiano y católico ( quiere decir "universal")
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