Izquierdos Humanos


La sensación es tremenda. Indefensión. Desprotección. Impotencia. Bronca y tristeza. Todo a la vez. El Frankenstein que crearon los sucesivos gobiernos permisivos (y algo más que permisivos también) se volvió hasta contra sus mismos creadores. Ya no respeta nada, y mata porque sí, sin razón ninguna sino casi por diversión. Y desde las cúpulas, en vez de tratar de detenerlo, solo se escuchan voces que se vanaglorian sosteniendo que el índice de delitos es el mismo que el de no sé qué año, o que en Latinoamérica nuestros delincuentes son unos nenes de pecho. O que la crisis social tiene la culpa de todo, cuando los responsables de ella son los mismos que lo dicen y cuando tampoco es del todo verdad, porque la crisis puede –de última- hacer a alguien robar, pero nunca matar por matar…
Una a una las víctimas de las balas vamos siendo todos. Ya nadie se anima a salir muy tranquilamente a la calle, porque el acecho está ahí, en cualquier esquina, en cualquier cuadra, en cualquier rincón. Violadores, ladrones, asesinos o hasta balas sueltas están esperando el momento de cazar a su presa. Y hay que estar atento de no convertirse en una de ellas.
El Estado, mientras tanto, permanece inmune a las críticas y a los alaridos de la gente que reclama seguridad. Es más: hasta se burla de todo. No se entiende de otra forma el hecho de que le otorguen el premio de la prisión domiciliaria a una asesina que bajó a un servidor del orden querido por todo un barrio, por el hecho de estar embarazada. Me pregunto qué pensará la familia de ese honroso policía. ¿Qué? Quizás piense que el pobre hombre dejó su vida casi para nada, pues el Estado –que le daba trabajo- minimiza el hecho de su asesinato al brindarle una situación de privilegio a quien se encargó de terminar con su vida. ¿Qué puede pensar una víctima de la inseguridad ante semejante horror? Claro, cuando alguien opina desde el dolor se le critica con ferocidad, porque hablar de ciertas condenas parece que atenta contra los Derechos Humanos. Aquí es donde cabe aclarar que los Derechos son los delincuentes y los que trabajan son Izquierdos. No se entiende de otro modo. Porque en aras de defender los Derechos Humanos siempre se terminan relativizando las gravedades de los hechos y hasta haciendo la vista gorda a favor de los asesinos, que parecen (ellos sí) con licencia para aplicar la pena de muerte a cualquier inocente que anda por la calle.
Días pasados, viajando hacia Capital, observé un tumulto desde unas dos cuadras, en el que también participaban una ambulancia y un patrullero. Al pasar por el lugar pude ver la patética imagen de alguien muerto en la vereda en medio de un charco de sangre. Y recordé imágenes de hace treinta años, época de adolescente apenas, cuando los que se veían caídos en alguna esquina eran los “subversivos”. El episodio me produjo dos sensaciones: la primera es la de que realmente habíamos vuelto a los setenta. Tanto querían rememorar la cultura setentista, que lo lograron. La muerte viste nuestras calles igual que entonces. Con la misma crueldad, aunque ahora con más miedo. La segunda es que, hoy por hoy, un delincuente está expuesto a esta dicotomía: o muere en un enfrentamiento en el momento del ilícito, o sigue vivo y suelto para cometer nuevas fechorías (asesinatos inclusive). No hay nada en el medio. O es ajusticiado en el momento –algo que creo que no les afecta en lo más mínimo- o no es pasado por la Justicia de ningún modo. Quizás algún trámite burocrático en una comisaría, nada más…
Se me ocurre que, quizás, la única fuerza capaz de poner un freno a tanta barbarie es la de las fuerzas de la Producción. Que ya están siendo víctimas de todo esto, lo mismo que las personas en sí mismas. Hoy, quien trabaja se ve expuesto a no volver a su casa en cualquier momento. No se puede ir al banco, ni a hacer una venta ni una cobranza. No se puede trabajar así. Es imposible. Salideras, motochorros, pago de “peajes”, aprietes, de todo sufre el pobre tipo que labura por derecha (aunque tenga “izquierdos humanos”). Ya no da para más. Mi vecino, el farmacéutico Eduardo, también lo sufrió. O el garrafero de Barracas. O…
Basta! Hagamos algo. La gente ya se está organizando en marchas y protestas en distintos puntos del conurbano y del interior. Pero las fuerzas productivas no pueden quedar al margen del tema, porque son las que mantienen el sistema legal y, sin quererlo y padeciéndolo, el ilegal del país. Hagamos el reclamo como corresponde, con un Paro Nacional de Actividades. En todo el país. El miércoles 22 de abril paremos el país. Para que los gobiernos nos escuchen. Para que la Policía –que está indefensa también- se sienta apoyada. Para demostrar que es el trabajo el que mantiene a la Nación en movimiento. Y que no se puede trabajar sin las mínimas condiciones de tranquilidad.
Paro y Movilización, el miércoles 22 de abril. Es simplemente una propuesta, para hacer recordar quién es el “soberano”. ¿Vos qué opinás…?

Aclaración: está permitido pasar la nota y la propuesta a quien se crea con ganas de participar y hacer Patria.

4 comentarios:

Alejandra Dening dijo...

Yo opino que una manifestación de ese tipo tiene fundamento siempre y cuando uno tenga en la conciencia algún recuerdo de haber participado en marchas para impedir, durante décadas, la aniquilación de empresas estatales y privadas como eje de un modelo cuyo resultado arrojó el crecimiento estrepitoso del índice de desocupación y, en consecuencia, del nivel de violencia, desnutrición, analfabetismo y tantos otros etcéteras como manifestantes tenga la marcha ahora convocada.

Pedro León Jáuregui dijo...

Alejo:
La impunidad galopante que golpea a latinoamérica preocupa porque nadie quiere hacer nada y todos parecemos hacer el papel del avestruz que entierra la cabeza en la arena para ignorar los hechos.

GABU dijo...

Hubo cantidad de marchas y manifestaciones varias en CAPITAL FEDERAL,lamentablente no me pude quedar por problemas personales y no podìa perder un minutìn del laburo a casa,pero estando en DIAGONAL y FLORIDA me resultò extraño no escuchar los bombos desde la hora misma en que todos se supone tenìan que estar manifestàndose...


P.D.:Para mi sorpresa a las 17:30 aprox. estaban todos ya en la PLAZA DE MAYO,sin bardo como les hubiese gustado a unos cuantos como por ejemplo a la cada dìa màs PATÈTICA DOÑA EVE!!!

Mientras esperaba el bondi me revolviò el asco ver a la policìa amotinada por doquier,cuando en plenìsimo MICROCENTRO PORTEÑO tengo que recorrer cuadras y cuadras y no encuentro uno ni merodeando la INTENDENCIA,màs PATÈTICO todavìa!!!

Una cosa no quitarà la otra pero me satura tannnnnnto sentir que remo contra la corriente entre lo BANANEROS que somos...

Espero que nadie se ofenda,esta es mi humilde opiniòn...

BESITOS ALEITO ♣

Anónimo dijo...

El único movimiento que sacó al soberano con cacerola fue cuendo le tocaron el bolsillo a los más fuertes.Creo que iremos agregandonos en la medida que nos toquen a un ser querido y eso es lo lamentable,porque sabemos lo que puede una cacerola cuando llena la Plaza de Mayo.No te olvides que la Argentina no tiene cartel de droga porque ese cartel está en el gobierno.De cuaquier manera buena propuesta ya que en algún momento lamentablemente vamos a querer participar.DE A UNO NOS IREMOS AGREGANDO. ANA MARIA.