Hoy, como siempre (o peor)


Habitualmente escucho condenar de manera lapidaria a la colonización española. Sus formas, sus violencias, sus ultrajes, sus abusos. Su brutal imposición de la cultura y la religión propias y sus permanentes saqueos de recursos ajenos han provocado, incluso, hasta una disculpa del Papa Juan Pablo II por la actuación de la Iglesia en esos tiempos.
Nadie bien nacido puede celebrar hoy por hoy aquella deleznable manera de instaurar los valores propios, eso queda descartado, por supuesto. No obstante, soy de los que creen que las situaciones deben pensarse lo más fríamente posible en el momento en que suceden y analizarse después tratando de contemplar todos los ingredientes que cultural o emocionalmente integraban los sucesos. Es raro que la gente lo haga así, generalmente se actúa en caliente y después se analiza en frío, conducta equivocada por cierto.
Siguiendo estos preceptos, intento ponerme en aquel lugar –como quien pudiera utilizar la deseada “máquina del tiempo”- y hacerme carne de la situación reinante: encontrar una cultura “inferior” (hoy sabemos que en muchos aspectos no era así), que vestían de manera precaria (y hasta ridícula para ellos, seguramente), que pintaban sus caras de manera primitiva, hablaban lenguajes primarios y vivían –las más de las veces- en condiciones muy inferiores a las de la Europa de la época. Y, ubicándome conceptualmente en cultura y filosofía de hace nada más y nada menos que QUINIENTOS años atrás, me surge la pregunta: ¿Qué otra cosa podía esperarse de quien llegó hasta estas costas? ¿Qué? ¿Qué se abrazaran con los “indios”? (ni siquiera sabían adónde habían llegado). ¿Qué se sentaran a convencerlos de las bondades de la religión cristiana? ¿Qué los trataran como pares? ¿Qué respetaran los Derechos Humanos?
Hace solo treinta años, en nuestro país se asesinaba a la gente por pensar diferente. NO POR TENER UNA PLUMA EN LA CABEZA, HABLAR OTRO IDIOMA O ADORAR DIOSES PAGANOS. No. Por pensar diferente, se la torturaba sin importar si era joven o viejo, hombre o mujer, o si ESTABA EMBARAZADA. Y se la asesinaba y se la tiraba al río... Hoy, en el mundo, el “dueño del planeta” puede invadir cualquier lugar con recursos alegando “peligros terroristas inminentes” y matar a diestra y siniestra a su gente, sin importarle absolutamente nada los tan pregonados “Derechos Humanos”... Hoy, y yendo muy a lo doméstico, los hombres “actuales” se matan a la salida de una cancha de fútbol porque los diferencia la camiseta; no la raza, ni el idioma, ni la cultura, ni la vestimenta –ah, si! la camiseta...-
Desde ya que esta columna no es una defensa a lo indefendible. Simplemente un llamado a la reflexión para que condenemos lo realmente condenable. A que analicemos con la cabeza “caliente” y actuemos con la cabeza fría. A que interpretemos los verdaderos motivos de las cosas. A que estemos atentos y reaccionemos a tiempos vigentes y no a tiempos históricos. A que hagamos verdaderamente de éste un planeta habitable. A que hagamos escuela hoy, SIGLO XXI, en que parece, de acuerdo a mi punto de vista, que la brutalidad es muy superior a la de siglos atrás. ¿Vos qué opinás…?

3 comentarios:

Baco dijo...

definitivamente no se puede defender lo indefendible, pero creo que en tiempos como este, y como esta el mundo de hoy, es bueno tolerar cualquier tipo de opiniones. Independientemente si llegaban los españoles o no, de todas maneras iba a llegar alguien y como bien dices, no se puede pretender una reacción diferente por parte de aquellos que llegaron.. mas bien, se puede esperar una reacción diferente de parte de lo que somos hoy, de las acciones retrogradras que día a día cometemos.. el abuso, la ignoracia, la violencia sin una razón coherente.. si... vivimos en el siglo XI pero nos comportamos peor que quinientos años atrás.. saludos!

Alejandra Dening dijo...

Mira, opino algo que hace un tiempito, reflexionando de forma similar, salió como poema. Se llama EN-TUERTO:

Un ojo enfermo de ver
tanta hipocresía dando vueltas
tanto entuerto por nada.

Un ojo enfermo de ver
a un mundo
que no ve que es hormiguero.


Qué se yo! Me resulta tan difícil que los humanos logremos ver que en definitiva somos especie, pero una especie que se "auto-extingue". Me hace acordar a una escena de Matrix 1, cuando el agente compara a los humanos con los virus, porque para sobrevivir necesitan matarlo todo... el mundo es y será una porquería...

Besos y me gusta este espacio que abrís para compartir reflexiones sociales. No pares!

Anónimo dijo...

Considero que nadie se puso a analizar la conducta de los colonizadores de hace 500 años atrás. A nadie le importó de las muertes, la devastación y la extinsión de nuestra propia especie. Somos incapaces de reflexionar que los artífices de todo lo que provoca indignación, cuando leemos un periódico o algún libro de historia, somos nosotros. Los únicos responsables de la continuidad de hechos violentos, que además de incrementarse en cantidad, son cada vez más crueles, seguimos siendo nosotros. Porque no tenemos la capacidad de ver que ya somos parte de esa historia sangrienta, y seguimos pensando que somos sólo espectadores. Deberíamos aprender a defendernos de nosotros mismos, no?