De a poco, pero se aprende


La noticia alivia. Esperanza. Hasta promete. Pareciera querer torcer aquella vieja premisa de que “el sentido común es el menos común de los sentidos”. Porque la democracia parece hija de la ignorancia (de hecho, las políticas de Estado no han hecho otra cosa que promover ese modelo en las últimas dos décadas), y el antiquísimo truco de cambiar bienes –por demás paupérrimos, por supuesto- por votos siempre termina dando buenos resultados para quienes alimentan el sistema...
Sin embargo, La Rioja dio un nuevo paso para torcer esa constante. El fin de semana, las elecciones en ese distrito parecen haber sepultado para siempre un modelo impuesto por un hijo de esa tierra (hay quienes le dicen hijo de otra cosa...), defenestrándolo en el acto democrático aún en su propio pago chico, Anillaco. Y hubo festejos de quienes habrán sentido vergüenza muchas veces en los ´90 por el hecho de que sea un comprovinciano quien impusiera paradigmas foráneos –una vez más- que tenían beneficios de patas cortas y perjuicios de patas largas que llegarían hasta las mismas bases de la Nación, afectando la economía, el trabajo, la salud y hasta la dignidad de los argentinos “de buena voluntad”.
Los aprendizajes son duros, y son lentos. Sobre todo cuando lo que se enseña es justamente lo que no hay que aprender, y la gente tiene que ser autodidacta a partir de la experiencia solamente, desoyendo marketineros eslóganes de politiquería traidora y métodos perversos de compra de voluntades que apuntan a lo de siempre: el privilegio de los poderosos sobre el sufrimiento de las bases populares.
Hoy La Rioja es una pequeña luz de esperanza en el camino. Que no es la primera, pero que es importante porque parece marcar una maduración consecutiva al derrotar en las urnas al riojano más célebre –lamentablemente- de los últimos tiempos históricos, propinándole una verdadera paliza electoral que, seguramente, lo pondrá en su verdadera dimensión de muerto político de una vez por todas. Una lección que también se aprenderá en el resto del país, y pondrá a la gente (no a los políticos, no a los medios, no a las instituciones corrompidas, a “la gente”) en el primer plano de decisión, un lugar que nunca debiera abandonar. ¿Vos qué opinás...?

2 comentarios:

Alejandra Dening dijo...

Qué bueno que no pusiste su nombre, sino el blog podría desconectarse, romperse, troquelarse o cualquier arse posible sin ninguna otra explicación que poner esas letras de corrido... jajaja

Besos y muy buena la entrada, como siempre...

So dijo...

Hola Ale!!! hace mucho que no te veo por allá "perdido"... espero que estés bien. Saludos

Sophie