Hoy quizás muera


Hay cuestiones muy paradójicas en la mente humana. Una de ellas es mirar sin ver. Que los hechos pasen delante de nuestros ojos y no podamos advertirlos, no logremos entenderlos, y por ende, asumirlos. Un proverbio chino reza “Dímelo, y lo olvidaré. Muéstramelo, y lo recordaré. Involúcrame, y lo entenderé.” Y quizás sea eso: no logramos involucrarnos con las cosas, y entonces no las entendemos, y –al no entenderlas- no las podemos asumir, no podemos comprometernos con ellas.
En la Argentina, todos los días, CADA DOS HORAS, una persona muere en un accidente de tránsito. Todos los días, unas cincuenta personas dejan de existir por lo mal que nos conducimos por la calle (peatones y conductores), por lo poco –casi nada- que nos respetamos en la vía pública. Se estima que en Latinoamérica cada año se producen 122 mil víctimas fatales y por cada uno de ellos hay entre 20 y 50 lesionados.
Y es difícil que alguien sea lo suficientemente conciente como para pensar “hoy quizás muera…”. ¿Usted conoce a alguien? Yo no. Nadie cree que hoy va a morir en un accidente vial, pero, la verdad: de todos los habitantes que hoy tiene la Argentina, mañana habrá cincuenta que ya no existirán por esta causa. Nadie piensa en que puede ser uno de ellos, pero, ¡ojo!: los cincuenta se suman todos los días, y algunos van a integrar esa lista…
Alguien podrá decir que esta es una verdad de Perogrullo, que lo es. Sin embargo, aún de Perogrullo, es una verdad. Nadie (ni yo) asume que hoy va a morir de esa forma. Ninguno de los cincuenta que morirán hoy lo pensó. Y entonces, miro las cosas desde otro foco y reflexiono: si yo supiera que HOY VOY A MORIR en un accidente de tránsito ¿no haría algo para cambiar las cosas? ¿No intentaría modificar esta realidad de sucumbir tan absurdamente? Si todos empezamos a recapacitar que quizás hoy o mañana integremos la lista… ¿No seríamos más prudentes, no tomaríamos más recaudos? Parece que siempre las cosas le pasan a otro, pero no es así. Repito: de todos quienes hoy amanecimos en nuestro país, cincuenta no terminarán el día por culpa de accidentes de tránsito.
Decía Cortázar que las revoluciones tienen que empezar en la cabeza de cada hombre para que algún día la concreten los pueblos. Yo voy a empezar con la mía para poder cambiar en algo este estado de cosas. Después de todo, y a causa de un siniestro vial, hoy quizás muera… ¿Vos qué opinás…?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hoy quizás no muera. Quizás no nos toque asumir el rol de víctima, pero, de todos modos, si fuésemos los que estamos en la vereda de enfrente, seguramente (y lo digo porque lo viví) nuestra vida cambiaría radicalmente. Nunca imaginé en más de veinte años de manejo, atropellar siquiera a un perro. Sin embargo, el día menos pensado alguien apareció repentinamente en medio de una avenida y a partir de ese instante todo cambió. No importó demasiado circular por mi carril, tener el Seguro al día, asistir a la persona que todos le llaman "víctima", someterme a todo tipo de requerimientos ni cumplir con las normas legales. A partir de aquel día no me morí, pero de alguna manera tanto atropello policial ( La misma Policía me hizo desaparecer mi única foto de prueba) tanta inoperancia judicial
(los secretarios y jueces ni habían leído mi causa y estaban a un minuto de condenarme), tanta mentira encerrada en buitres con maletín y testigos falsos, acabaron por sacarme algo de vida. Bastante, bahhh. Digo, entonces, que apoyo la propuesta de una toma de conciencia de los automovilistas ,resalto aún más la responsabilidad de los peatones de cruzar por la senda peatonal y cuando el semáforo lo habilita (algo que casi no se tiene en cuenta)pero igual: ¡ojo! Podés ser víctima de quien luego llaman "la víctima" y de tanta mala gente que es capaz de hacerte morir por tanta injusticia.
Sé prudente, no corras al volante, si sos peatón cruzá por donde corresponde, pero...si hacés todo esto igualmente un día puede que sientas que la que las que te están atropellando en realidad son las propias Instituciones. Por eso, avalada por mi triste experiencia, te sugiero que estés alerta ante ellas. LLevá con vos una cámara de fotos (seguramente las que saquen los peritos policiales por algún motivo "no saldrán")No te desesperes, asistí si hay heridos pero no demores en buscar en el acto tres testigos.Y acordate que por la rotura de UN DIENTE. Sí! UN DIENTE, pueden iniciarte una demanda civil de la que, con suerte, si tu Compañía lo resiste, saldrás airoso. Pero de lo que no te salva nadie es del juicio penal. Leé la póliza y vas a corroborar que casi nadie te cubre esto. No importa si fuiste o no el culpable, no importa en qué condiciones estaba el peatón.Todo te lo podrán dibujar como quieren si no estás dispuesto a enfrentarte con el Poder y la mafia.Y si lo estás, igualmente va a ser muy dificil. Lo cierto es
que hay gente que se encarga de quitarte la vida de un modo más tortuoso. No me morí aquel 9 de diciembre de 2003, pero...

Tu nota, Ale, me trae un recuerdo, una reflexión y un aprendizaje.
Ojalá los dos últimos le sirvan a algún lector.

Anónimo dijo...

Excelente e imponente! Me gusto mucho y me parecieron muy oportunas las citas del proverbio chino y lo de Cortázar. "La realidad supera a la ficción" dicen, y pensando en estas cifras... es terrible!

Saludos