Ay, mi Dios…!


Es difícil hablar de religión. Es difícil hablar de la fe, del Dios en que cada uno cree o de la no creencia en ninguno de ellos. Porque aunque sigue y seguirá siendo un tema muy personal, no deja de tener un costado cultural por demás influyente; diría que -en muchos casos- totalmente determinante.
Siempre me pregunto si me gustarían las corridas de toros de haber nacido en España o en México. O si me desviviría por el béisbol si fuera estadounidense. Y supongo que sí, como escucho a los Redonditos de Ricota o muero cuando juega Boca por vivir y haber nacido en este confín del mundo. Parece raro que algo tan rechazable como es (para quienes vivimos por estos lados) joder a los toros en la fiesta de San Fermín, pudiera ser agradable y hasta producir gozo si en vez de ser de aquí fuera de allá…
El tema de la religión tiene mucho de esto. Es realmente asombroso que distintas religiones, con distintos dioses por supuesto, puedan generar una fe que llegue al fundamentalismo, como si sus fieles tuvieran verdadera comprobación científica de que el Dios cierto es el de su creencia y no el de otra. Y, aún sin llegar a los extremos, no deja de ser prodigioso ver tanta devoción y práctica religiosa hacia distintos dioses, en los diferentes lugares de este pequeño gran planeta.
Sin duda, es muy improbable que quien nazca en una familia cristiana sea budista, o cuestiones similares. Desde ya. Y es también muy poco probable que en el seno de una comunidad que profesa una religión haya una familia que cultive otra creencia. Por eso digo que la carga cultural es prácticamente concluyente. Y entonces surge la pregunta: ¿Cómo puedo yo creer tan fervientemente que mi religión es la “verdadera”, la “cierta”, cuando prácticamente la heredé por haber nacido donde nací? ¿Cómo, si un musulmán tiene la misma seguridad de su propia religión? ¿Hay un Dios para los musulmanes y otro para cada religión? Por supuesto que no. Entonces ¿cómo puedo ser un creyente ferviente, convencido por completo de mi fe?
Obviamente, estos conceptos son los que mueven a muchos agnósticos a descreer de las religiones (algunos hasta opinan que solo es un método de dominación más).
Claramente, no pretendo resolver desde esta columnita un conflicto que es tan viejo como la Humanidad misma y que merece tomos de tratamiento. Solo plantear mi propia reflexión al respecto y escuchar alguna otra.
Hay más de tres mil dioses en los que la gente del mundo cree o creyó. ¿Mucho, no? Por eso soy de los que creen que “Dios está hecho a imagen y semejanza del Hombre”. La religión, a su vez, es solo la forma de llegar a Él, sea quien sea para la creencia de cada cual.
Mi conclusión, como creyente de que un Ser superior existe, es que –después de todo- lo más lógico sigue siendo profesar la religión que cada uno tiene, o heredó. No porque sea la “verdadera”, sino porque es la forma que uno aprendió y tiene más a mano de profesar su devoción por ese Ser superior. Sin fundamentalismo, sin discriminación, con tolerancia a cualquier creencia o cultura religiosa, tratando de canalizar la fe de una forma ritual, una necesidad del ser humano desde que llegó al mundo.
Seguramente, un experto en Teología podrá tener múltiples aristas de este tema. Pero la visión personal de cada quien me parece más interesante que la de un erudito en la materia. Yo creo en lo expresado más arriba. ¿Vos qué crees…?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo creo que todas las religiones, unas más que otras,son tiranas de algún modo. Y Dios es justamente todo lo contrario. Por eso es que cada vez estoy más convencida de que la idea y la creencia de Dios en un sentido profundo lejos están de cualquier religión.Claro que resulta cómodo,y para "algunos" necesario, encuadrarse en alguna de ellas, pero no me parece que sea así para "todos".Creo que cuanto más sabemos de cada religión,más descreemos de sus doctrinas.A lo largo de nuestra vida,El se nos presenta y no es verso eso de que golpea a la puerta, pero hay que saber escucharlo.La gran mayoría está atenta a otras cosas,incluso por no perderse la misa o el rezo del rosario se pierde de disfrutar de la verdadera presencia de Dios, que en realidad está mucho más cerca. Pasa por entender que adoctrinarse a una religión sólo nos limita, conocer, respetar y tolerar a todas nos hace más libres. Es mi opinión, claro, aunque ahora, en este mismo momento me percato de mi ignorancia y correría a leer la Biblia, visitaría diferentes templos, hablaría con gente de las religiones más raras, ampliaría el espectro de mi limitado conocimiento... Me quedo cerca de la gente buena, tomo de ellas su costado espiritual, y creo que Dios me indicará cómo seguir...
Ah...a propósito del término que utilizaste: "agnóstico", hoy escuché a Mario Benedetti decir que no es lo mismo que "ateo". Según él "agnóstico" es el que no puede acceder por medio de su conocimiento (o entender) la existencia de Dios. En cambio "ateo" es el que directamente la niega. Dejo abierto el debate porque me gustaría saber más sobre esto.
Hasta la próxima!

Anónimo dijo...

Estamos frente a un tema muy complicado sin duda alguna. Sin embargo, es lógico que la gente adopte en su gran mayoría los aspectos de la comunidad en la que se haya inmersa. "Ser humano se nace, ser persona se forma." Y creo que es justamente de lo que estamos hablando, atributos personales y sociales que se construyen, se heredan, se comparten, se enseñan, se analizan, se discuten, se aprenden, se defienden, se refuerzan...

Es la misma necesidad humana la de saber nuestro orígen, son los entornos y circunstancias los determinantes que cambian, y a su vez los valores. Allí encontramos el fundamento de actos y reacciones incomprensibles desde nuestra perspectiva. Yo creo eso. La falta de conocimiento nos hace fieles de creencias que adoptamos del ambiente que nos rodea y con la esperanza de que exista una fuerza superior divina más allá de la voluntad de los hombres acerca de nuestro propio destino.

Un abrazo!

Sonia Cautiva dijo...

Creo en el hombre, primero le creo y después veré que lo ha llevado a ser "malo". Respecto de esto tratan todas las religiones que dicen que hablan sobre el libre albedrío.
El término MOTE( del francés mot) es una sentencia breve y enigmática o misteriosa. Equivale a sobrenombre, alias, apodo, seudónimo, motete, lema, emblema, divisa.Si a Mote se le acompaña con el adjetivo bueno/a puede decirse que se ha apodado a la determinada persona como que tiene bondad en su línea y es útil para alguna cosa y puede exceder lo común.Si se usa el opuesto de malo/a para adjetivar a mote y tenemos el concepto de que malo/a es el apócope de mal es lo contrario de bueno.
El malo o mala, en este caso comete daño u ofensa, trae consigo calamidad, dolencia. La maldad al proceder del adjetivo mal, forma una parte de la realidad, de lo real, aunque sea menos real dentro de lo real,
Sin el mal la realidad sería incompleta. Es un elemento necesario para la armonía universal ( estoicos, Leibniz, optimistas, etc.).
•El mal es el último grado del ser, síntesis de todo imaginario (Plotino).
•El mal contribuye al desenvolvimiento lógico, metafísico de lo existente (Hegel).
•El mal es el sacrificio que ejecuta una parte en beneficio de todo (Max Scheler).
•El mal es una falta completa de realidad. Es el no ser.
•El mal es una apariencia, un velo que impide la visión del bien.
•El mal es una privación determinada del ser.
San Agustín opina que todo lo que existe es bueno y la privación de todo bien equivale a la nada, que el mal real no existe y es una privación tanto del ser como del bien.
Santo Tomás afirma lo mismo. Dice, todo ente es bueno y considerando que algunos filósofos determinan que el Mal es uno de los dos principios que rigen el Universo, el Bien y el Mal (Zoroatrismo, maniqueísmo, gnosticismo) el problema al Mal ha dado lugar a varias soluciones.
1- El mal procede últimamente de Dios, no para que haya Mal en Él, sino porque ha creado al Mundo.
2 - El Mal tiene su origen en el hombre o en ciertas actividades (pecado, sobre todo)
3 - III El Mal es consecuencia del azar
4 De la naturaleza
5 -De la materia
6 -de otra fuentes
por tanto algo que se lleva consigo. Muchas veces empleado a la ligera, sin mucho
detenimiento pasa a ser un sustantivo desapercibido. El tema devendría cuando el sustantivo va con el agregado. El mote de… y ahí viene la digresión de la palabra que sucede al mote.
Muchas veces se refiere a la actividad del sujeto a quien se lo beneficia con dicho mote o sus sinónimos. Otras lo aumentan refiriéndose a su aspecto mental o físico. En la mayoría de los casos a sus taras. Son las más frecuentes (cuando además son insultantes).
Me detengo a agregarle al apócope del adjetivo mal, algunas consideraciones.
**Mala, antónimo de buena es un adjetivo que significa que carece de bondad, carece de salud y usado como interjección es notorio que se usa para reprobar una cosa o denotar disgusto a una condición.
Uniendo las dos acepciones de mote de mala deduzco que juntas conllevan un concepto pésimo al que se pueda se acreedor /a.
Mote de buena. Empleada la frase con ira, como pregunta y antecediéndole ¿Quién le habrá puesto? ¿Suena feo, no?
También da dolor.

LEIBNIZ Gottfred Wilhelm von , filósofo y matemático alemán. 1824 – 1928
PLOTINO filósofo griego. LAS ENEDEAS, tratado de la fusión de todos los seres del Mundo
205 - 268
HEGEL George Wilhelm Friedrich. Filósofo alemán. Acomete la idea de mostrar en su totalidad
como una realidad espiritual y una creación del espíritu.
SCHELER Max filósofo alemán 1824 - 1928
En síntesis, para mí, la existencia de un Dios, hace que el ser humano se sienta amparado y protegido y excluido de toda obligación

Oscar Mananicci dijo...

Despues de toda una vida, 47 años, he intentado poder encuadrarme en algunas de estas instituciones publicas religiosas, y el resultado ha sido negativo. El tema de creer es como el de enfermarse, no se enferma quien quiere, sino quien puede. Seria muy facil, al menos para mi, poder depositar en la fe todo aquello que resulta dificil de interpretar.
Pero despues de mucho batallar, he empezado a aseptar el desconocimiento como parte del mismo conocimiento. Tal vez me ha llegado la hora de aseptar esos baches negros como tales, empezar a decir no se, sin tener la imperiosa nececidad de cubrirlos con respuestas que no me satisfacen, en el tiempo. Esa es la base del agnosticismo. Aseptar que en la vida hay muchas cosas que no tengo la respuesta, pero puedo vivir con las preguntas. Y no estoy en contra de aquellos que pueden aseptar cosas sin posible comprobacion, porque de eso se trata la fe. Y el bien esta en aquello que pretendemos edificar en nuestra vida.