Noti... embles


¿Usted consume noticieros de televisión? Seguramente. Es una buena forma de vivir atormentado, pero “estar informado” parece una necesidad irrenunciable… Todo (¿todo?) está allí. “Lo que pasa” está en el noticiero de televisión: tragedias, asesinatos, accidentes, inundaciones y desastres, escándalos, sexo, voyeurismo, conflictos intelectuales, culturales o religiosos (el aborto, la eutanasia), guerras, violencia (familiar, vecinal, política o internacional, cualquiera viene bien), todo “pasa” por el noticioso de TV –ver el decálogo para “cocinar” un noticiero formulado por Kart Albrecht en “Inteligencia Social” (Editorial Vergara, 2006), algo sin desperdicios-.
El periodismo televisivo está ahí, en el momento, en el lugar, con las víctimas de lo ocurrido, mostrando el sufrimiento, reclamando lo necesario a quienes corresponda… Y hasta parece honesta la tarea, estando del lado que hay que estar. Es conmovedor ver a un excelente periodista como es Julio Bazán exponiendo la cara más cruda de ciertas realidades populares. Entrando a las casas más humildes en medio de una inundación, por ejemplo, haciendo sentir que no hay nadie a excepción del periodismo que se esté encargando de las víctimas de siempre.
Sin embargo, cuando el momento más calamitoso pasó… hay que ir a buscar otra miseria. De esa ya nos olvidamos. Hay que seguir metiendo dramatismo en la pantalla. Y entonces todo se desvanece: la preocupación por la víctima, el airoso reclamo, la pretendida exploración de remedios, todo muestra su pata corta. Se terminó allí, en el momento dramático y nada más. No hay búsqueda de soluciones, no hay seguimiento y monitoreo de las cuestiones (en muy contadas ocasiones, nomás), no hay verdadera preocupación por resolver problemáticas. Solo mostrar el espanto, el dolor, el sufrimiento, porque eso se consume.
No hay honestidad en la búsqueda periodística del noticiero, así como no la hay en aquellos a los que se reclama por tal o cual cuestión que se está mostrando. Todo forma parte de un juego, en el que las víctimas son varias veces perjudicadas, y del que también son víctimas los pasivos espectadores del lamentable espectáculo.
Quienes trabajamos en instituciones, en ONGs, quienes luchan día a día para cambiar en algo las realidades existentes sabemos que hay muchas noticias por ser contadas que no forman parte de los contenidos periodísticos. Que hay grandes actos que debieran tener difusión, que hay miles de ejemplos por promover y que sean motivo de copia –en vez de hacer escuela para chiflados mostrando hasta el hartazgo asesinatos múltiples, por ejemplo-. Desde esta humilde columna bregamos por la moral y la honestidad del Derecho (ver “Un país sin delitos”); también lo hacemos por la del periodismo, porque juntos conforman los dos poderes que deben regular a los otros dos, los que gobiernan. ¡Honestidad, muchachos! Mostrar puede ser válido, pero vayamos al fondo de las cuestiones, con compromiso y franqueza… ¿Vos qué opinás…?

5 comentarios:

Testiculo Izquierdo dijo...

Alejandro,

Gracais por pasar por mi blog.

No se procupe por la falta de comentarios, ellos llegan con el tiempo, al igual que las visitas.

Ya lo dije por ahí, pero los comienzos en la bloggósfera son bastante duros, por lo menos lo fue el mio. Cuando digo duro me refiero a lo que usted está padeciendo: pocos comentan.

Por esto mismo cuando encuentro algún blog nuevo de mi agrado trato de "promocionarlo" aconsejando a mis visitantes que le peguen una mirada. Dar una manito vio? :)

Cualquier cosa que necesite, no dude en preguntar, no soy un gurú ni en blogger ni en la informática en general, pero este año y pico en lo primero y más de 20 en lo segundo me permiten ayudar en cosas básicas que se desconocen al entrar en este apasionante mundo de los blogs.

En cuanto a su interesante post, debo decirle que comparto su punto de vista y parece increíble las coincidencias: hace poco estaba preguntándo por qué es tan mediocre el periodismo, por qué muestran 90% de calamidades y 10 de cosas intrascendentes. Habiendo tantas noticias solidarias o científicas que merecen difusión.

Otra cosa que me molesta mucho es la tendencia acutal del periodismo a opinar! Qué me importa lo que opina G.Andino sobre lo que mostró. Su función es informar, no opinar. Yo prefiero que se muestren los hechos y yo sacar mis propias conclusiones. Eso de comprar noticias ya digeridas no es lo mio.

Por último le cuento una que pasó hace una semana: estaba mirando un noticiero al mediodía y mostraron el asesinato de una persona en un barrio porteño. No le parece que hay noticias más importantes? Claro que es lamentable la muerte de un hombre, pero hay mejores noticias.

Al ver esto comenté en la mesa: -Para qué pasan esta noticia? No es mejor por ejemplo decir que existen tantos asesinatos por mes, etc. Qué importan como noticia los hechos individuales?

Terminé de decir esto y el mismo noticiero terminaba la noticia diciendo lo peligroso que era ese barrio... para, inmediatamente, pasar la propaganda de unas cerraduras pentágono!!!

Permítame dudar de la honestidad de los periodistas y quien es capaz de asegurarme que no pusieron esa noticia sólo para pasar la propaganda logrando un mayor golpe de efecto?

Un abrazo,
DrGEN

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con el artículo y con la opinión de DrGEN. Pienso que el periodismo no debe hacer polémica y modas de la realidad informativa ni formular evaluaciones innecesarias y tendenciosas sobre los hechos. Mas bien, debería focalizarse en realizar un seguimiento y análisis global del ordenamiento socio-económico-político.

Sonia Cautiva dijo...

De acuerdo totalmente con el arículo y las opiniones de Alejandro y G@astón.
Hace tiempo que pienso que los comunicadores, salvo uno o dos, así como los locutores, animadores, juegan a forenses , a SWAT y otras yerbas. Bueno, tipo cineastas independientes, quieren ser

Sonia Cautiva dijo...

Hola Alejandro.
Gracias por tu repuesta.
Lo tuyo me puso en uno de mis temas. Soy un poquito parcial. Ya te diste cuenta.
Un abrazo
Sonia

Anónimo dijo...

En décadas pasadas hemos tenido medios que cubrían ese espacio periodístico. Las hubo de tenor político, en su inmensa mayoría, y quienes éramos consumidores, una inmensa minoría, poníamos el filtro tendencioso que quedaba impreso entre líneas. Pero eso fue otra época, donde se retaceaba la información, y obtenerla era un trabajo tedioso.
Por aquellos años hablábamos de la desinformación, hegemonía de papel prensa, era una multinacional que manejaba el valor del papel para su impresión, para sacar un medio a circulación había que considerar los costos de emisión, se fueron haciendo cada vez más fuertes, y manejando a los periodistas independientes llegaron hasta a cubrir todos los medios. Llegaron a adquirir un poder notorio. No creo que quien detente el poder lo deje, por el solo hecho de estar en democracia. La desinformación se mostró en este deslumbre político, nos empezamos a enterar de los hechos históricos que conmovieron a nuestro país y que fueron silenciados. El poder volvió a buscar la manera de perpetuarse, y esta es la forma. Un publico que entendió que debía saber, para poder reaccionar a tiempo, que la información le llego tarde, se sintió responsable por no hacer nada, y cubre ese error con mucha información cruda, sin un seguimiento, sin ninguna posibilidad de modificar la realidad. Crearon el problema, se perpetuaron y enriquecen con otra fallida solución.
Dicen que la gente no consume el desarrollo de la información, que solo vende el reality de la verdad diaria que por suerte no nos toco pasar, de manera morbosa como quien mira el obituario del diario para llamarse dichoso de no estar.
La realidad no es tan mala, solo que hay que hacer lo suficiente parar mejorarla.