¿El quinto viaje de Colón?


Quienes estuvieron alguna vez en Buenos Aires conocen la Plaza Cristóbal Colón, situada detrás de la Casa Rosada hasta la circular Avenida de la Rábida, y que alberga un monumento al audaz marino, regalo de la comunidad italiana para conmemorar los cuatrocientos años del Descubrimiento de América. La obra –de 623 toneladas de mármol de Carrara-, que recién se instaló en 1921 y es mérito del escultor Arnaldo Zocchi, es hoy motivo de discusión acerca de si debe trasladarse (como pretende la Sra. Presidente) a Mar del Plata o debe repararse –se habla de deterioro de la misma- en el mismo lugar en que está emplazada, como quiere el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. La Nación se atribuye autoridad para hacer el movimiento ya que la plaza es distrito Nacional junto a la Casa de Gobierno y porque el monumento fue un regalo “al Estado Argentino” y no a la ciudad capital. El jefe de Gobierno porteño, Ing. Mauricio Macri, tuiteó: "Si se quieren llevar el Monumento a Colón, me pregunto cuál será el próximo. ¿El de los Españoles, el Resero de Mataderos, la Flor?". Su ladero, el Jefe de Gabinete de la ciudad Horacio Rodríguez Larreta aseguró que "si dejamos que esto pase, mañana nos afanan el Obelisco". En fin, la polémica se instaló incluso con ONGs que defienden los monumentos y el patrimonio cultural capitalino, como “Basta de Demoler” y “Salvemos las estatuas” y hasta por la propia comunidad italiana local que no quiere tal mudanza y que presentaron un amparo en la Justicia; finalmente, tuvo que intervenir la jueza en lo contencioso administrativo federal, Claudia Rodríguez Vidal, dictando una medida precautelar, ordenando a la Secretaría de Presidencia de la Nación que se abstenga de “concretar cualquier acto que implique el desmantelamiento y traslado” hasta tanto, de acuerdo con el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, brinde informes sobre las tareas previstas y responda sobre los cuestionamientos efectuados por los demandantes. El tema está pendiente de resolución hasta el momento de esta nota.
El capricho en cuestión tiene que ver con la pretendida instalación en ese lugar de otro monumento, cedido por el gobierno de Bolivia, a la generala del Ejército de los Andes Juana Azurduy, por quien la Presidente siente verdadera devoción (fue ella quien le otorgó post-mórtem el grado de general), en lugar de tener tras su despacho a la figura de Colón, que parece a lo largo del tiempo ir teniendo para muchos cada vez peor imagen, alegando que fue un “genocida” de los pueblos originarios, idea de la que parece hacerse eco la primera mandataria.
La polémica está instalada, ya que en realidad no existe ninguna necesidad –más que el empeño gubernamental- de implicarle a Colón una nueva travesía en vez de restaurarlo y dejarlo en su lugar y buscar un nuevo emplazamiento para el monumento a Juana Azurduy; el periodista y escritor Mempo Giardinelli propone “erigir ese monumento en el Campo de Polo de Palermo, que es propiedad del Estado argentino y funciona bajo control del Ejército”, por ejemplo.
Asimismo, si de quedar bien con las comunidades originarias se trata, sería interesante preguntarle a algún integrante de los Qom si es más oportuno cambiar de lugar el monumento a Colón o mejorar las condiciones de vida de esa gente, hoy maltratada, con hechos reiterados de tortura y hasta de muerte o con apariciones habituales de inescrupulosos que presentan escrituras de los terrenos que ellos ocupan hace siglos y de los cuales se los quiere erradicar para utilizar el suelo con fines de lucro. Son muchas las comunidades que hoy siguen perseguidas, más allá de que nos acordemos de Colón como el gran exterminador de indígenas.
Por otra parte, una inmensa cantidad de ciudadanos argentinos tiene ascendencia europea, como la Presidenta cuyo apellido es Fernández. Creernos que somos comunidades originarias quienes descendemos de los barcos que llegaban de Europa es una gran hipocresía que los verdaderos dueños de esta tierra no creo que celebren. Lo indispensable sería que hoy los honremos y tratemos como lo que verdaderamente son.

En mi opinión, no deberían ser reemplazados ni los nombres de las calles, ni los de los paseos o los estadios, mucho menos los monumentos, por una simple razón: hay que respetar la historia, y al decir “la historia” me refiero a las generaciones anteriores que creyeron que tal placa debería honrar tal acontecimiento, que tal plaza debería llevar ese nombre y que determinado monumento debería rendir homenaje a tal persona. No es lógico voltear el pasado y aunque hoy tengamos visiones diferentes de algunos acontecimientos, lo que nuestros antepasados establecieron tendría que ser respetado porque eso también es respetarnos a nosotros mismos… 

No obstante, para ser justos y ver las dos caras de la moneda, el rigor periodístico nos debería llevar hasta la misma Plaza Colón, permitirnos traspasar sus rejas con una acreditación, subir en la grúa que hoy trabaja en el lugar, alzarnos los 20 metros del pedestal y llegar hasta el viejo marino que mira al Este para consultarlo a él sobre esta polémica movida que ha provocado su figura. Quizás nos podamos enterar de que, estando a escasos metros de la Casa Rosada, sufre el mismo síndrome de los pocos hombres de confianza que escuchan lo que dice la Presidenta y, a lo mejor, en una verdadera confesión a cara descubierta nos explique sintéticamente que a él también le pasa lo mismo que al ministro Lorenzino: “me quiero ir…”. ¿Vos qué opinás…?

4 comentarios:

Luis Eduardo Campos dijo...

Que me quiero ir??? si, a otro planeta. la verdad es que estoy harto de este torpe pseudo respeto que no es nada mas que un asunto mas para dilatar y esconder lo que realmente esta sucediendo porque, asi como se quieren llevar el monumento y atropellar todos nuestros emblemas de lo que sea, asi tambien lamentablemente se estan queriendo llevar el pais y siento que estamos, de momento, perdiendo por goleada. Espero que este muy equivocado y que toda esta marea de problematica absurda , termine de una vez por todas y nos dejen de entorpecer la vida toda esta gente que no hace mas que estorbar. Que aparezca algun gobernante serio y probo ....PORFAVOOOOOORRRRRR...!!!!

Pedro Jáuregui dijo...

Los gobiernos para ocultar su irregular nivel se inventan cortinas de humo para distraer al pueblo y con la ayuda de los medios de comunicación lo consiguen porque se dedican a quemar tiempo y a alejar al oyente del principal problema. Ustedes los argentinos tienen a entretención del retiro del monumento de Colón y nosotros en Colombia, por estos días, el cacareado asunto del ingreso a la Otan, algo que nunca se podía dar pero que sirvió para que Maduro, en Venezuela; Ortega, en Nicaragua; y Morales, en Bolivia prendieran su verborrea para ayudar al gobierno de Santos, con el apoyo de EE. UU. a entretener la pobreza y la crisis que todo vivimos. POR FAVORRRRRRR, no permitamos que nos alejen de nuestros objetivos.

Luis Eduardo Campos dijo...

Otro mas que pide .PORFAVOOOORRRRRR desde otro pais...ojala se multipliquen estos pedidos....!!!!

Anónimo dijo...

PRIMER ACTO: Representantes de los pueblos originarios acampan en la Plaza de Mayo, a la espera de ser recibidos por la Presidente “de todos los argentinos”. Los acompañan referentes de organismos defensores de derechos humanos. Ya entregaron una carta solicitando una audiencia para pedirle, entre otras cosas, que no los sigan matando.
SEGUNDO ACTO: A unos pocos metros de la Casa Rosada (pero hacia el otro lado) el monumento a Cristóbal Colón permanece rodeado de andamios y cables, a la espera de una decisión judicial que permita su remoción y traslado: la Presidente la considera un “símbolo del exterminio”.
TERCER ACTO: Tras 24 horas de vigilia el qarashe Félix Díaz y su gente comienzan a recoger sus petates: el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel se comunicó seis veces con Presidencia de la Nación pero la audiencia nunca llegó.
En la conferencia de prensa improvisada al finalizar la vigilia, Félix Díaz dijo: “La Presidente no puede mirarnos como opositores o como oficialistas, queremos que nos mire como indígenas”.
En la Plaza Cristóbal Colón, en silencio y en secreto, ya se está llevando a cabo los trabajos para retirar el cuestionado monumento.

Dos escenarios distintos. Dos esperas diferentes.
Dos mensajes de un mismo emisor... pero diametralmente opuestos.
El próximo miércoles, Félix Díaz y su gente (que también es la nuestra) piensan regresar a la Plaza con el mismo pedido: ser recibidos por nuestra Presidente, que también es la de ellos. El problema es que ella parece haberlo olvidado...

Un abrazo hondo, Negrito!
M@ris@**