Discapacidades eran las de antes


Hablar de discapacidad es, hoy por hoy, algo que puede abordarse sin los tabúes de otros tiempos. Un tema al que nos podemos referir abiertamente, tratarlo en toda su dimensión, incluso con los mismos involucrados. Atrás quedaron complejos sobre la cuestión –no a nivel personal sino colectivo- y las culpas, las vergüenzas y los ocultamientos ya no forman parte del asunto. Sí quizás aún, y por desgracia (yo diría que por lo primitivo que el hombre todavía es), sigue habiendo discriminación en muchos casos y situaciones que, por acción u omisión, terminan perjudicando a quien ya padece una limitación.
Sin embargo, yo creo que los llamados "discapacitados" gozan de una virtud que, normalmente, las personas "no discapacitadas” no tienen: esa potente voluntad de superación que todo ser humano en situación adversa es capaz de sacar a la luz desde su fuero más íntimo. Es habitual ver a ese tipo de personas alcanzando excelsas realizaciones, que las "normales” no pueden llegar a cristalizar.
Sin embargo, desde mi punto de vista, el tema de la discapacidad es altamente relativo. Y lo es simplemente porque en el mundo actual, las discapacidades se han vuelto más una cuestión intelectual que física. Hoy es mucho más “discapacitado” alguien que no tiene determinados conocimientos y destrezas que quien no puede caminar… Durante siglos, el hecho de trabajar estuvo íntimamente relacionado con el cuerpo. Las labores a las que los hombres y mujeres debían abocarse necesitaban de la capacidad motriz, manual, corporal que las personas pudieran llegar a realizar. En la actualidad, eso ya no es tan así. El trabajo de estos tiempos tiene un porcentaje de labor mental e intelectual muchísimo más alto que en la antigüedad, lo que minimiza las discapacidades comunes a límites muy pequeños en relación a otrora. Por otra parte, TODAS LAS PERSONAS DE ESTE MUNDO SOMOS DISCAPACITADAS, porque todos tenemos muchas capacidades pero también innumerables faltas de capacidad para una u otra cuestión.
Días atrás, en un viaje en subterráneo por Buenos Aires, un joven de buena condición y aspecto pero al que le faltaba un pie se presentó de pronto en el vagón para mendigar una colaboración, ayudado por un niño en la recolección del dinero. Me invadió una profunda sensación de bronca que alguien que se veía con aptitudes normales para acceder a cualquier trabajo de los miles que existen hoy y en los que no se necesita un pie, practique una indigna forma de “ganarse la vida” y en la que sí lo necesitaba, porque terminaba desplazándose de un lugar a otro.
Es inconcebible –al menos desde mi parecer- que alguien limite su vida por una cuestión que, sin dejar de ser traumática, de todas formas no puede transformarse en un obstáculo insalvable, mucho menos hoy día.
Una publicidad gráfica que aparece estos días en las revistas de negocios contiene una frase que reza: "Innovar es convertir cada límite en un nuevo punto de partida". Algo que parece muy lejos del alcance de la mayoría pero que, sin embargo, los "discapacitados" (siempre le pondré comillas…) saben cómo hacer realidad cada día, todos los días. ¿Vos qué opinás…?

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que más que discapacidades todos poseemos "capacidades diferentes" y ésto por suerte.Si bien es cierto que en las últimas décadas se han revalorizado las tareas intelectuales, creo que está como en desmedro el trabajo manual, como si prácticamente no fuese necesario. Grave error a mi parecer. No hay trabajo más gtatificante y a la vez sanador que en el cual se "pone el cuerpo", y esto está sustentado en reconocidas teorías médicas y filosóficas. Un ingeniero agrónomo, y vos conocés el caso, no se conforma con hacer un proyecto, sino que va al lugar, toca la tierra, y si puede toma la pala y planta el árbol. Así, de este modo siente que su vocación se va plsmando en algo tangible. Y lo disfruta. Un docente, se capacita, lee, planifica, pero su obra final, acabada, transcurre cuando está frente a frente con sus alumnos, donde se produce el veradero proceso de enseñanza-aprendizaje. Y ahí está poniendo el cuerpo a full. El médico puede estudiar años, hacer especializaciónes, desarrollar tesis, pero hasta que no está frente al enfermo, poniendo su cuerpo y su alma ahí, su objetivo no se cumple.En cada vocación, el ser humano lleva implícito un compromiso que tiene que ver con la mente, el cuerpo y, sobre todo el espíritu. Si no es siempre así, creo que la humanidad está de algún modo "partida", "dividida".
En realidad, todos formamos parte de una sola cosa, por éso es que nos necesitamos unos a otros.
Claro que en estos tiempos se prioriza la tarea intelectual, las ideas, pero... qué alejados se mantienen los teóricos de la realidad! Hacen falta, sin duda, piernas que caminen las calles,manos que manejen herramientas...Si no, a dónde irá a parar tanta teoría?...
Bien por los que tenemos capacidades diferentes, bien por los que saben pensar, por los que saben hacer y pensar, por los que ayudan a hacer y a pensar, bien por los que salen al mundo dejando de lado tanta crítica y dan lo mejor de sí mismo, entregando su conocimiento y ofreciendo sus manos
más o menos hábiles, pero generosas. De éso se trata.Lo contrario es una verdadera "discapacidad".

Alejandra Dening dijo...

Creo que tu vivencia en el subte es loque disparó esta reflexión. Y te entiendo. Pero no creo que su mendigar por los subtes se deba a que cree no poder desarrollarse en otra actividad. De hecho podría estar haciendo lo mismo pero vendiendo algún producto. No habría diferencia en sus movimientos físicos.
Creo que el tema pasa por usar esa "discapcadidad" a su favor, "ése" es su producto, la gente lo compra o no. Es como que la cosa va por otro lado. Ya sea porque este camino le parece más fácil o es lo que único que conoce y está dispuesto a hacer, o porque no puede entrar en un sistema laboral cada vez más complejo. Vos decís, hay miles de trabajos, pero hay más miles de desocupados y la competencia es voraz. Es un tema complejo. Habría que preguntarle a él por qué transita ese camino, no?

Besos y como siempre, me encanta tu espacio para reflexionar y opinar!

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con el comentario de Alejandra, muchas personas con "capacidades diferentes" generan un comercio a partir de la lástima ajena (aunque suene cruel), y entiendo que pueden existir dos motivos fundamentales, el primero, es el camino más fácil, y el segundo, es que la sociedad no está preparada para aceptar este tipo de personas en un puesto laboral. Y esto segundo sucede por lo que vos decías de la primitividad que cada uno de nosotros llevamos dentro. Me permito además agregar a tu lista de "personas con capacidades diferentes" a aquellos individuos que abordando una determinada edad ya son discriminados para trabajar y considero que ésta es la peor discriminación dado que en países desarrollados no existe ese límite. No deberíamos aprender de una vez por todas que para crecer como Nación y como sociedad tenemos que entender que todos en alguna u otra medida somos útiles para algo?

Nancy

So dijo...

Hola Ale!!! acá estoy!!! tal lo prometido.

Este tema es muy interesante y de hecho hace algunos años yo lo estudié dentro de lo que es mi campo profesional (el diseño gráfico).

Es algo largo para contar pero lo cierto es que había llegado a algunas conclusiones intermedias en mi análisis y una de ellas era que nosotros como sociedad (y también como profesionales de la comunicación) creamos discapacitados.

Por ejemplo, una persona con sus capacidades mentales normales, su destreza física a pleno y demás condiciones que lo harían ante los demás como una persona capacitada, se vuelve "discapacitada" si de pronto tiene que llenar un formulario cuyas letras son confusas (por mala tipografía utilizada, por mala impresión) o incluso es confuso en su interpretación con lo cual necesitará la "ayuda" de alguien para poder completar satisfactoriamente dicho formulario.

Así, como este, miles de ejemplos cotidianos vemos y sobre los cuales no hacemos nada. Día a día nos volvemos incapaces en muchas cosas, a veces por razones personales y otras tantas porque el entorno nos vuelve discapacitados.

Te dejo un gran abrazo!. Sophie

Anónimo dijo...

Es cierto, Ale, TODOS (en alguna medida) somos "capacitados" y "discapacitados", según la actividad que tengamos que realizar.
Coincido con Alejandra en que a veces la discapacidad física es "usada y abusada" por quien la sufre; pero creo que eso no se da en la mayoría de los casos... Y de eso estamos hablando, no?
Por último, creo que frente a la voluntad de superación que muchas de las personas que llamamos "discapacitadas" demuestran día a día, los "normales" estamos todavía en Salita Rosa...
Un abrazote,
L@ M@g@**