Mi primera nota



Corría 1983. Yo había salido del servicio de conscripción militar en agosto del ´82, catapultado por una baja de soldados del 50% del total a causa de la derrota en Malvinas. Y había entrado a la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Plata (en ese entonces aún Escuela Superior de Periodismo), lugar donde hoy le entregan distinciones por la libertad de expresión a Chávez o a Hebe de Bonafini, pero que en ese entonces tenía el prestigio de ser la primera Escuela de Periodismo fundada en el país y con el más alto nivel académico de la especialidad.
Como prueba de nivel en la materia “Periodismo escrito”, lo primero que nos exigieron hacer fue una editorial a nuestro antojo, sobre el tema que fuera y del largo de una carilla –a mano-. Hoy quiero reproducirla aquí, teniendo en cuenta de que han pasado casi treinta años, yo apenas era un imberbe que había aprendido a tirar balas con un FAL además de haber hecho un excelente bachillerato (al viejo estilo), y me atreví con estas líneas que no tuvieron nota de calificación porque solo era para percibir el nivel del nuevo grupo. Un poco de rebeldía juvenil destilaba la postura, propia de los diecinueve años que tenía (y ubíquese en el contexto histórico en que esto escribía). Aquí va:

¿El ser nacional en una ínsula aislada?
Mucho escuchamos en los últimos meses hablar de la búsqueda del ser nacional, del reconocimiento de nuestras costumbres, del encuentro de los valores y la personalidad nacionales. Se afirma que miramos a Europa en demasía, que estamos influenciados por los norteamericanos y que nos olvidamos de nosotros mismos, de nuestra propia identidad.
Se ha hablado reiteradamente de nuestra vinculación a Latinoamérica por tradición, por historia, por raíz común.
Políticos, artistas, periodistas y otros personajes han tocado el asunto y mucho, a veces hasta el exageración: días atrás un famoso médico cardiólogo de nuestro medio, invitado en un programa de investigación periodística, afirmó que cuando ve por T.V. un conjunto de rock nacional, le baja el volumen a cero a su aparato y le parece estar viendo a un conjunto yanqui.
Pues si ese distinguido médico no se refería a la música que hacía (que en definitiva es lo que más importa), ¿a qué se refería? Caben dos posibilidades: a la apariencia y el “espectáculo mudo” que brindaba dicho conjunto de rock o al material que estaban utilizando.
Si se da lo primero, se está censurando el arte universal, pues el rock es un movimiento arraigado en todo el mundo occidental (y quede claro que no se trata de defender a los músicos rockeros, los cuales merecen también ciertas críticas, pero no es este su turno).
Si se da lo segundo, hay que reflexionar y reconocer que en la profesionalidad se debe buscar el material más adecuado y moderno para realizar el trabajo. Y entonces surge la pregunta: ¿tendrá la sala de cirugía de este galeno instrumental exclusivamente de producción nacional para realizar un trasplante de corazón o contará ese quirófano con herramientas y aparatos de ultra avanzada de origen extranjero?
Este ejemplo citado es solo uno entre otros.
No se debe ir tan lejos en la búsqueda del ser nacional: no se puede transformar el país en una isla desconectada del resto del mundo.
Hay determinados aspectos del arte, de la ciencia, de la vida misma, que son universales y no pueden desecharse, dejarse de lado. No es necesario el encierro para la búsqueda. No hace falta el claustro para el encuentro. Nuestra propia personalidad debe resurgir en el medio de las manifestaciones y las culturas universales y convivir con ellas. El tango no tiene que reemplazar a la música disco, ni el mate al whisky, sino que deben coexistir.
El hombre es un animal de relación y como tal debe estar vinculado culturalmente con su medio, su lugar, su país, pero también con su continente y su mundo.
Entonces, no confundamos buscando un ser nacional en una ínsula aislada.

Alejandro Figueroa
18 de abril de 1983

"¿Vos qué opinás...?"

6 comentarios:

Luis Eduardo Campos dijo...

Me parece interesante la nota. Pienso que toda persona que este formando sus criterios, se dedica a ver el panorama que lo rodea a fin de tomar y/o desechar lo que no le cuadra, entonces de alli, nace su personalidad. Lo mismo sucede con el grueso de un pais, que en definitiva es la suma de esas celulas que , no son mas que seres individuales que optan por una u otra cosa; y cuando la gran mayoria adopta un camino innegablemente evidente, pues esa sera su marca cultural; el curso natural de su vision y predileccion,no importa de donde viene...simplemente es lo que viene y se afirma. De alli que lo que se prefiera sea mas de una cosa o mas de la otra. Por ejemplo, a mi, el folklore nunca me sedujo y distinto ha sido, la musica inglesa o americana y un poco el tango, no es que sea criticable el floklore ni muy admirable lo otro, simplemente fue que el flokore no ha sabido o no ha tenido cosas para conquistar mi atencion. sucede siempre con muchas cosas, no solo musica, sino modas, ropa, deportes...etc, todo lo que esta abierto a la posibilidad de optar. Asi creo que es como se forma la tendencia de la masa pensante de un pais y de alli el curso que ha de tomar...Pienso yo!!!!

El Gato dijo...

Negro querido:

Escuetamente estuve mirando la ultima nota, y parece mentira que todo vuelve, que estos inútiles que nos conducen nos hayan hecho retroceder, en un momento donde todo el planeta "avanza"... y en cuanto a la desaparición de tu perra: esos seres nunca se van, por experiencia propia y de mucha gente te lo asevero. Mi terapeuta utiliza una frase monumental "debemos aprender a cuidar los recuerdos"... ni más ni menos, cuidala, tal cual vive en vos, tal cual ella lo hizo con vos.
Me queda muy fresco lo de La Ceveceria de la otra noche, la pase muy bien, viendo a los chicos(no tan chicos) y a vos con tremenda mejoria.
Seguí así hermano, estamos velando por ello.
Besos de toda la flia
Te requeremos
The Cat

Fabián Mattarollo dijo...

Muy interesante la nota, muy madura para un pendejo de 19, imagino que elevaste el nivel de los estudiantes de periodismo de esa época. En un todo de acuerdo con lo que escribiste, , pienso que el ser humano se mueve en un péndulo, siempre tratando de encontrar el equilibrio, . Abrirse al mundo, pero sin perjudicar el crecimiento de los productos nacionales, aprender de los otros, pero sin perder la propia identidad ni olvidarse de uno, el camino del medio como proponía el Buda . Un saludo para un amigo que volvió del otro lado, cuyo péndulo fue más allá del de la mayoría de los mortales, que ahora está continuando su misión en esta vida con toda la garra, para su propio bién, y el de los otros. Abrazo campeón!

Anónimo dijo...

Ale:
La nota del ´83... Impecable! Y no me extraña.
La realidad que describe, por ser tan actual me genera una desazón infinita.
Porque pasaron más de veintinueve años y en todo ese tiempo también "nos pasó" la vida... A veces para acariciarnos y otras con más de una trompada en la mochila.
Y, sin embargo, ésta (como muchas otras cosas) siguen igual o peor que antes.
Pero es cuestión de no perder toda la esperanza... Sin duda, en algún rincón de la Patria ya está amaneciendo.
Un abrazo,
M@ris@**

Pedro Jáuregui dijo...

AlejO: nuestra generación era demasiada sensata y pensante, lo que hizo posible que el mundo creciese a ritmo acelerado y hoy la juventud pueda disfrutar de muchas cosas, que era difícil de imaginar y no le del uso adecuado.
Éramos rebeldes con causa y sin causa, pero no tan obtusos como los que ahora nos gobiernan que lástima que quienes estén en el poder, acolitados la mayoría de las veces por un grupo de personas, que piensan con el estómago. Realmente es una lástima. Alejo, no le olvide que pa´trás ni para tomar impulso, mi apreciado amigo.

Ana Maria dijo...

Que lástima que no hayas seguido con lo tuyo,pero bueno seguí pensando que por lo menos a mi me hace muy bien.Besos.