La Lealtad


En una conferencia ofrecida en Madrid por Julio Cortázar en 1981, el prolífico escritor argentino argumentaba que si algo sabemos los escritores es que las palabras pueden llegar a cansarse y a enfermarse, como se cansan y se enferman los hombres o los caballos. Hay palabras que a fuerza de ser repetidas, y muchas veces mal empleadas, terminan por agotarse, por perder poco a poco su vitalidad. En vez de brotar de las bocas o de la escritura como lo que fueron alguna vez, flechas de la comunicación, pájaros del pensamiento y de la sensibilidad, las vemos o las oímos caer corno piedras opacas, empezamos a no recibir de lleno su mensaje, o a percibir solamente una faceta de su contenido, a sentirlas como monedas gastadas, a perderlas cada vez más como signos vivos y a servirnos de ellas como pañuelos de bolsillo, como zapatos usados.

Hay muchos vocablos que a lo largo del tiempo se han enfermado (muchos de muerte) y que sus enfermedades han mutado el verdadero sentido del término, como cualquier enfermedad cambia al enfermo. También existe el caso de quienes suelen aferrarse a una palabra como propia, trastocando su concepto y llegando a lograr que quienes no comparten la ideología de ese grupo eliminen de su vocabulario tal término con el fin de no aparecer “pegado” a una corriente de pensamiento con la que no comulgan. Tal es el caso de la hermosa palabra “lealtad”.

La lealtad, en nuestro país, es sinónimo de peronismo. Con ella se reivindica la idolatría a una “conducción” (otro concepto propio del peronismo), que –como todo sistema verticalista- restringe el debate, el intercambio y la pluralidad. “Lealtad” es un concepto que el peronismo atildó como muy propio a los intereses de “estar con nosotros”, lo que desvirtuaba por completo y hasta combatía todo lo que estuviera “fuera del sistema”. Algo que, sin lugar a dudas sigue manteniéndose hasta el presente, denostando al que piensa diferente y “premiando” a los “leales” al régimen (sí, régimen).

Nada tiene que ver con ello la lealtad, que es uno de las más nobles virtudes que puede sentir un ser humano y que de ninguna manera contiene en sí misma ninguno de los vicios anteriormente descriptos…

En la lealtad, que “para que sea real debe ser recíproca”, como decía acertadamente el propio General Perón en una carta de 1960 al último canciller de su segundo gobierno, el Dr. Ildefonso Cavagna Martínez, se ponen en juego cualidades que tienen que ver con la fidelidad, con el respeto, con el “juego limpio”, con los códigos que hacen al grupo o conjunto de personas que conviven en una institución, una empresa, un club, una escuela, una comisaría o cualquier otra organización.

Según el Diccionario de la RAE, la lealtad es:

1. Cumplimiento de lo que exigen las leyes de la fidelidad y las del honor y hombría de bien.

2. Amor o gratitud que muestran al hombre algunos animales, como el perro y el caballo.

3. Legalidad, verdad, realidad.

En ningún caso, el vocablo hace referencia en su significado a la reverencia incondicional y subordinada, a la genuflexión cuasi religiosa a un líder o a un “movimiento” ni a nada que no tenga que ver con el amor, la gratitud, el respeto, el honor y la hombría de bien.

En la práctica, la lealtad se expresa en el compañerismo de equipo, en la consecuencia y defensa de ideas o ideales de conjunto, en el desarrollo y el crecimiento sostenido de una entidad en base al espíritu de grupo, en la solidaridad con el igual o el desigual, en creer en quienes están a nuestro lado, pero siempre es una relación de ida y vuelta que se retroalimenta con las virtudes que cada quien aporta. Por supuesto que, como decía Vicente Alexandre, “Ser leal a sí mismo es el único modo de llegar a ser leal a los demás”. No existe lealtad de ida, como tampoco existe la lealtad solamente en el “movimiento peronista”, al punto de –al menos en la Argentina- haber podido enfermar a la palabra (parafraseando a Cortázar) dejándola casi “proscripta” para el uso por todo aquel que no comulgue con los ideales del General y de sus interminables sucesores. ¿Vos qué opinás…?

2 comentarios:

ANA MARIA dijo...

Muy bueno Ale:lo que escribiste y el hecho de que hayas vuelto a escribir.Esta vez cien por ciento de acuerdo y me encantó que hayas rescatado esa foto que nos muestra cuanto tenemos que aprender todavía de los SERES INFERIORES.
Besos.

Luis Eduardo Campos dijo...

Me parece muy acertado el comentario, maxime para los momentos en que estamos transitando....Tantas cosas y asuntos contrapuestos y que no encuentran un punto de amalgamamiento. Es verdad, que gastamos el contenido de un termino cuando lo malusamos en cualquier cosa y tambien...lo usa cualquiera. muy buena la nota. estoy mas que 100% de acuerdo. Pienso que por desgracia, para las generaciones venideras, en muy raras ocaciones, volveremos a revivificar esto...Sin embargo por suerte, esta vida es un camino de ida y no de vuelta y el que no se elevo y no se dio cuenta....1 2 3 4 5 6 7 8 9 10...se embroma!!!!