Un año con Francisco
Mucho
se ha escrito sobre el Papa Francisco en este primer año de su pontificado.
Sería redundante volver sobre ello, sobre cada una de sus definiciones, sobre
su incitación a la rebeldía a los jóvenes, a salir a las periferias a los
sacerdotes y a humanizar la economía a los dirigentes del mundo. A tener una
Iglesia pobre para los pobres, a toda la curia mundial, sobre todo la romana.
No quiero caer en resaltar una vez más todo lo que Francisco ha logrado cambiar
(con mucha precaución, astucia y coraje) en la Institución de los católicos que
reclamaban tanto todo ello, que su sola presencia hoy llena con más de 50.000 fieles la Plaza de San Pedro para nutrirse de sus palabras y de sus gestos coherentes.
Solo
quiero dejar presente que el Evangelio de hoy, jueves 13 de marzo de 2014
parece estar a la medida del caso y hacer ver a la feligresía católica que
aquello que tanto pedían iba a llegar:
Evangelio
según San Mateo 7,7-12.
Jesús
dijo a sus discípulos: Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se
les abrirá.
Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra?
¿O si le pide un pez, le da una serpiente?
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!
Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.
Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra?
¿O si le pide un pez, le da una serpiente?
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!
Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.
Estas imágenes quizás confirmen lo dicho.
Felicidades Francisco
por tu primer año como Obispo de Roma. Estamos orgullosos de vos, y nos cuesta
seguirte. ¿Vos qué opinás…?